Clama el cielo

                                                 a Ana María

​Clama el cielo.
Clama el cielo reclamando
mi presencia en el collado.
El aire frena mi marcha. 
La lluvia me empapa entero.

¡Caminante!, ¡caminante!  
oigo decir a mi espalda,
mas, no hay nadie.
¿Es posible que enloquezca?

Clama el cielo.
Clama el cielo que me marche,
que deje lo que aún no es mío.
La tierra, charcos y hierba
quieren que abandone el trecho.
No podrán, sólo la muerte
dejará vano mi esfuerzo.

​

El sol se oculta entre nubes
por donde fuentes sin cauce
nacen, crecen y perecen
ahogando el crudo silencio.

Clama el cielo.
Clama el cielo con los rayos.
Los truenos y los relámpagos
quieren quitarme el collado,
quieren dejarme sin vida,
mas quieren pero no pueden.
Mi temor es infundado.

Al norte se ven dos niños,
al este, con sol cerrado,
diez compañeros conmigo.
 

Burgos, verano 1977