
Abelitus web

Esperando el alba
Y soñé
Era un sueño breve
de una tarde amarga.
Mi muerte cruzaba
de negro una sala
y por las rendijas
vivo me veía
riéndome a gusto
de la maldad vana.
Y al punto, más tarde,
mis brazos ceñían
un grueso barbudo
de tez polvorienta.
Mientras el derecho
sus ojos sacaba
el siniestro brazo
el pecho arañaba.
Cuando, por momentos,
creí estar soñando
mi mano rozaba
un hermoso pecho
de niña sedienta.
Vitoria, abril 1977
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