Un desvarío          

A mis profes

​Si vacilas y no puedes,
si lo intentas y te caes,
si cayendo a tierra vas
no dejes que se te pase
la rama que se te agarra
para subir allá arriba
sin pensar, pensando en ello.

                                 

No puedo ya con el alma
que rompiéndose se queja
ni puedo con el latín
ni con la literatura.
Quiero llegar al confín
y no dar nunca en un fin
sino echarlo por la borda.

                                 

La literatura, sí,
negra viene siempre a mi.
Nunca me da una alegría
ni ya en marzo ni en abril
y yo me cago en su tía
y hasta en su tataratía
por no aprobarme ya a mi.

                               

En griego dice que tal
que siempre se lo hago mal.
Yo pienso tirarme al mar
si no me da por cantar.

 

FEN es rollo sin medida

y el profe ya a la venida

pone exámenes escritos.
YO no voy por la bebida,
pero exámenes escritos
vienen como huevos fritos
y no se dónde engancharlos.

​

En ciencias comodidad
ni hacemos esto ni aquello,
sólo pasamos el tiempo
con mucha tranquilidad.

​

Francés el aburrimiento
y te llega hasta el asiento
un sueño conmovedor
que acaba en cualquier momento
con un dedo que señala
y te pone descontento.

​

Si hay inglés, nadie da golpe;
todos hablan y reparten
vocabulario de un golpe
sin pensar en lo que piensan.

​

La flauta que toca música
parece una algarabía,
lo mismo que si un tren fuerte
rodara por esta vía.

​

El estudio en religión
parece un melocotón
sin empezarlo a morder
solamente al que le toca
coge el libro y lo retoca.

​

          Miranda, primavera 1975