
Abelitus web


Esperando el alba
En la ardiente obscuridad
de la hoguera
Ayer, en la hoguera,
con las altas llamaradas de calor
encontrábanse
apartados, sonrojados
los niños, mis convecinos.
Abiertos tenían los ojos.
Caliente tenían la cara
y por la frente unas gotas
desfilaban sudorosas.
La noche estaba en el aire.
El calor quemaba todo.
Los niños no correteaban.
Los niños, sí, como niños
pensaban y meditaban
que el hombre todo no puede.
Ayer, en la hoguera,
con las altas llamaradas de calor
encontrábanse
apartados, sonrojados
mis sedientos pensamientos.
La solución era incierta
ésta no se acomodaba
ni a uno ni a otro
pero yo seguía pensando
y el calor ya me abrasaba.
Entonces, huí... huí y al huir
no me escondía, no podía, no podía.
Miranda, 1976
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