Espejo de luz          

 

​Una luz de espejo que ilumina un poco

las negras tinieblas de aquí, el cuarto oscuro,

se extiende en rincones, conato de aciertos.

​

No hay fuerza ni esfuerzo,

se acopla difusa como niebla en rama.

escarba los sitios ponzoñados de oro.

Es duro y vil hierro, no puede con ello.

​

Se apaga y se enciende, horadando luego.

No puede. No logr, ni vence tampoco.

​

La luz de un espejo que enciende el reflejo,

tenue en los rincones quiere ser constante,

vencer como un griego la lid que acomete.

​

La noche es enorme. Maldita ceguera.

Se camina a ciegas, tropezando siempre,

pero no se aprende.

​

La luz que lejana viene del espejo

no canta victoria cuando mi alma acosa.

​

Mi mente se pierde, da traspiés de lleno.

Y...

estrepitosamente, pero en silencio

va cayendo y se adentra por grietas terrestres...

​

La luz del reflejo dels espejo eterno

no cruza, es profundo, no hiere el abismo.

​

Pero cuando llegue al final del pozo

quizá logre entonces salir yo hacia afuera.

​

Vitoria, enero 1978