Aroma de voz          

a María 

   

 Cuando oigo tu voz

risueña, alegre y viva, melodiosa,

empática y cariñosa,

mil mariposas revoltosas

revolotean a mi alrededor

inconscientes,

que en su vuelo

atrapan mi pensamiento

entre sus alas transparentes

sin dejarme escuchar tu ánimo libre.

 

Mi voz se vuelve muda, callada,

se pierde en el aroma

que la tuya ofrece al aire

y que impregna

de fragancia mis sentidos.

 

No puedo hablar,

mis ideas se enmascaran

disonantes,

disfrazadas,

inconstantes

disgregadas,

inconscientes.

 

Eres un ángel

que detiene, invisible,

mi camino sin querer.

​             

Burgos, 1983