
Abelitus web

Esperando el alba
Traición
Era ya tarde. La noche
cubría con negro velo
la sala. La mesa, el pan
con el vino dispuestos
para el convite. Los doce,
externos cuerpos de bronce,
se apoyaban en sus sitios.
Y presidiendo, ¡quién fuese!
Jesús , el amor eterno.
Frente a él, vida terrena,
Judas de nombre, Iscariote.
Éste abandonó, ¡qué ideas!,
el lugar, triste y sombrío.
Doce por cada uno de ellos,
terrenas monedas, plata.
¿Para qué, si al fin y al cabo,
las arrojaste en el suelo?
Vitoria, primavera 1977
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